Así como la vida en el
Pantanal, el libro tiene dos capítulos que llamé “Sequía” y “Llenura”. El
concepto de sequía y de llenura no se
corresponde exactamente con “época seca” y “época de lluvias”. La llenura comienza con las primeras
lluvias, más o menos en diciembre; el nivel del río Paraguay comienza a crecer
a razón de uno o unos pocos centímetros por día, casi imperceptiblemente. Hasta
aquí todo bien. Sin embargo, cuando para de llover, a nuestra zona aún
continúan llegando las aguas del tramo más alto y el nivel de ríos y áreas
anegables continúa creciendo durante unas semanas. Una vez estabilizada, la
altura del agua comienza a descender lentamente, pero aún es llenura en las áreas inundadas. Es decir,
la llenura dura hasta entrada la época
sin lluvias.
En el libro no solo se
imbrican ambas épocas, sino también los años. El capítulo “Sequía” abarca
varios años de la vida de Mario, del cooperante y de los demás personajes, así
como el capítulo “Llenura”. La única razón de ser de estos nombres es la
descriptiva de las condiciones de cada época.
Después de “Llenura” la
narración continúa su ritmo, parándose en los detalles o hechos que parecen más
destacables y que pueden formar un hilo argumental que seguir.
Por su lado, las historias del Viejo pantanero tienen su tempo particular que traté de hacer coincidir con las épocas adecuadas.
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