Amazon ads permite (pagando, claro) probar cuál es el mejor
formato del libro para atraer la atención de los compradores. No digo para que
les guste el texto, sino para llamar su atención.
Con algunas
herramientas automáticas o manuales y algunas decisiones del autor, la máquina
(lo que se suele llamar “el algoritmo”) comienza a mostrar el libro en
determinadas búsquedas, en el caso de algunos de mis libros hasta cuatro mil
veces por día, en otros casos trescientas, y en determinadas ubicaciones que
dependen del presupuesto de cada campaña. Uno puede ver qué ubicaciones y qué
búsquedas producen más “clics”, lo que no deja de ser interesante, pero a mí me
interesa más cambiar el aspecto del libro y ver si consigo más o menos clics. Y después ventas, claro, pero no
hay una relación tan directa.
Con aspecto me
refiero a capa y en la capa incluyo el título, el subtítulo, la imagen, la
tipografía, los colores, etc. Cambiando de uno en uno se pueden ver las
diferencias. El primer paso para que alguien compre el libro es que se fije en
él en medio de los otros millones de ofertas que hay en la plataforma.
Una vez
optimizado el aspecto (en mi caso eso significa un clic por cada cuatrocientas veces que se muestra el libro), yo solo
puedo analizar ya la sinopsis y modificarla hasta dar con la más atractiva (es
decir, la que produzca más ventas por número de clics). Pero lo que realmente va a definir la venta es la posición
en las listas de libros más vendidos y las reseñas y puntuaciones, y en eso el
autor no tiene margen de maniobra.
Por eso son tan
importantes las reseñas para un autor independiente. Un buen número de
puntuaciones y de comentarios da una idea de la calidad que los lectores
encuentran en el libro, y esa idea se concentra alrededor de una media que no
se deja influir mucho por los extremos. Sin embargo, con pocas evaluaciones,
recibir una puntuación de una estrella (un “hater”) hunde la calificación y no
es fácil recuperarla, pues los lectores no se interesan por libros con tres
estrellas de media.
Con la nueva
versión de «¡Carao! Pantanal» estoy en ese proceso. He cambiado los colores, la
tipografía, los subtítulos, la posición de las letras, el tamaño de los objetos
y ayer le cambié incluso el título: puse «CAIMÁN» bien grande, el título
anterior entre comillas y un subtítulo corto. En principio parece que está
llamando más la atención «Caimán» que «¡Carao! Pantanal». Para mí el título
original tiene un sentido muy personal y afectivo, pero tal vez a los lectores
en general no les diga mucho.
Entonces, Caimán
es ¡Carao! Es decir, la nueva versión con la mitad de páginas y sin expresiones
difíciles de entender.
Pueden
encontrarlo aquí.